Comunidad Campesina "San Juan de Coto", una de las tantas comunidades de Huaral
Escribe: Pedro N. Castañeda Pardo
La Ley de Promoción del Acceso a la Propiedad Formal (COFOPRI), se creó en el año 1996 cuando era presidente Alberto Fujimori Fujimori. Esta se dio mediante el Decreto Legislativo N° 803, que en su artículo 2, establece: “Créase la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI), como organismo rector máximo encargado de diseñar y ejecutar de manera integral, comprehensiva y rápida un Programa de Formalización de la Propiedad y de su mantenimiento dentro de la formalidad, a nivel nacional, centralizando las competencias y toma de decisiones a este respecto”.
Esta norma otorga carta abierta a los funcionarios de dicha entidad, para que, entre otros actos, puedan modificar planos existentes y titular a los predios privados o del Estado. Sin embargo, en gobiernos posteriores se han venido incorporando directivas que han ido acelerando la titulación de la propiedad informal en nuestro país.
Lo preocupante resulta que, COFOPRI está titulando los predios de las Comunidades Campesinas y, muy alegremente, los funcionarios, dado la potestad que les otorga la Ley, están cambiando la razón social de estas sociedades tradicionales que representan a los viejos ayllus del imperio inca por CENTRO POBLADO. Estas sociedades tienen como común denominador sus creencias, danzas, comidas típicas, sistema comunal de trabajo, territorio, etc. Situación que no es igual a un Centro Poblado, que tiene otras características, por más que los burócratas se esfuercen en explicarlo.
COFOPRI, en lo que corresponde a la provincia de Huaral, hasta la fecha, ya ha titulado a varias Comunidades Campesinas, cambiándoles de denominación a CENTRO POBLADO. Pero, seguramente surgirá la pregunta lógica, qué tiene de importante el cambio de nombre. Aquí las razones:
-Por ejemplo, a las comunidades campesinas se les está desapareciendo de a poco. En la Ley N° 29785, Ley del derecho a la consulta previa a los pueblos indígenas y originarios, casi se les ha obviado. Pues en ella, no se precisa claramente el alcance de dicha ley a las Comunidades Campesinas. ¿Acaso no es verdad que dichos grupos sociales mayoritariamente, encierran en sus territorios enormes yacimientos mineros y otros recursos naturales? En la citada Ley de consulta previa, solamente se hace alusión a comunidades nativas y originarias. Pues parece que la intención está clara, es desaparecerlas para apoderarse y arrasar con las riquezas que tienen en su territorio.
-¿Acaso no es verdad, que las comunidades campesinas tienen, entre otros: descendencia directa de las poblaciones originarias del territorio nacional. Estilos de vida y vínculos espirituales e históricos con el territorio que tradicionalmente usan u ocupan. Instituciones sociales y costumbres propias. Patrones culturales y modo de vida distintos a los de otros sectores de la población nacional. Conciencia de grupo colectivo y que posee una identidad propia?
Al denominarlos CENTRO POBLADO, ¿acaso no se está alterando su naturaleza y sus derechos colectivos?
He ahí entonces, el peligro de cambiarlas de denominación. Esto significaría arrasar con nuestro pasado. Es acabar con ese grupo social que a pesar de haber transcurrido casi 500 años del exterminio del incanato, todavía se erigen orgullosas con sus viejos patrones culturales.
¿Acaso no es verdad que en Huaral, existen 35 Comunidades Campesinas en la zona andina, y que la mayoría están inscritas en los Registros Públicos, donde ha quedado establecido su área total?
¡Más respeto por las comunidades campesinas! Quiero pensar que, quienes están actuando de esta manera es por ignorancia y no por intereses mezquinos. Quiero creer que es un error y no el sueño de quienes quieren apoderarse de las riquezas que encierran sus territorios.
Hay que haber nacido, crecido y vivido en una comunidad campesina para quererla y defenderla. Entonces, es una obligación moral hacer conocer al gobierno del Señor Ollanta Humala, que se frene este atropello contra las comunidades campesinas.
Que no se ponga en riesgo la existencia de las comunidades campesinas; es decir, aquel modelo de convivencia social que todavía puede mostrarnos lo que fue el Perú milenario. Hoy más que nunca, tenemos que unirnos, para decirle basta al tremendo atropello que se está cometiendo en contra de la propia historia de nuestra nación andina.
Las comunidades campesinas son y deben ser paradigmas de orgullo para todo peruano.
